February 08, 2018
Irene es una joven especial, con un rostro de esos que no puedes dejar de mirar y un cuerpo para perderse, muy alejada del estereotipo, ella derrochaba feminidad en cada una de sus curvas esculpidas y torneadas por su mayor hobby hasta el momento, el vóley playa, gracia al cual lucÃa un espléndido bronceado color caramelo.
Un dÃa cualquiera le aguarda por delante, ir a la universidad, aguantar el babeo de los profesores y la mirada de los alumnos, comer, entrenar para el partido y estudiar un poco antes de cenar e ir a la cama.
Todo la mañana habÃa transcurrido según el orden normal hasta entonces, ese momento que supondrÃa un antes y un después en su vida, el desencadenante de un inhóspito futuro, la alarma de incendios sonó, todos los estudiante y profesores evacuaron el edificio dirigiéndose al parque de enfrente, al momento la muchedumbre buscaba con atención algún rastro de humo en el edificio, en ese preciso instante Irene sintió como un roce ascendÃa por su pierna izquierda, tensa por su situación busco desesperada al culpable de aquello pero el parque no era demasiado grande y todos se encontraban apiñados dificultando la tarea, por el contrario la mano ya no estaba sola, ahora la acompañaba una segunda por su pierna derecha, ambas ascendÃan impunes frente al nerviosismo e incredulidad de Irene que seguÃa buscando al culpable de las agradecidas caricias. La ausencia de un culpable la mantenÃan en vilo, sometida a su incesante tensión y nerviosismo que se tornaban en vergüenza y excitación, vergüenza por la idea de ser pillada en tremenda situación y excitación por estar sumida en sus bajos deseos en medio de todos ellos.
Las manos proseguÃan su ascenso en busca del tesoro prohibido, Irene luchaba por mantener su serenidad y encontrar al causante de aquello, el fatÃdico momento llego y una mano la rozo en su zona intima, sonsacando un lujurioso suspiro y volviendo la atenta mirada de otra joven, era Lourdes más conocida como "la amazonaâ€, por sus manos habÃan pasado cientos de chicas y conocÃa muy bien todas las partes, sonidos, gestos y sabores del cuerpo femenino. Irene entro en pánico, la vergüenza restauro la tensión, su excitación la puso aún mas nerviosa que antes, vencida por el provenir de los acontecimientos huyo corriendo apartando a todos a su paso hasta poder respirar aliviada por librarse de la multitud, cuan inocente fue la chiquilla que respiraba aliviada sin percatarse de que se encontraba en la boca del lobo. Los empujones no hicieron otra cosa que volver las miradas hacia ella y el hecho de apartarse solo sirvió para remarcar el hecho de que ahora la miraban a ella.
Tras
recuperar la compostura se dispuso a volver más todas las miradas se
centraban en ella, observándola penetrantes tratando de dilucidar el
motivo de tan extraña reacción. Irene consciente de la causa, exasperaba
como loca suscitando incomodos cuchicheos que incentivaron aún más la
recién adquirida palidez de su rostro, el profesor de gimnasia se la
acerco preocupado para comprobar su estado, esta comprobación fue
acogida entre depravadas y pervertidas risitas, Irene aun inmóvil pero
consciente parecÃa un tomate toda su cara estaba completamente roja,
totalmente avergonzada una humedad la hacÃa consciente de la tremenda
excitación que llevaba cohabitando ensombrecida todo este tiempo, la
idea de que alguien viera la propagada humedad la devolvió a su
vergüenza mientras su cuerpo temblaba bajo la mirada de todos, el
profesor preocupado por el estado de la joven la elevo cual maniquÃ
sujetándola de las caderas para llevarla a la enfermerÃa y auscultarla
en busca de alguna respuesta a su estado, al llegar la tumbo y se colocó
el estetoscopio (aparato usado para escuchar los latidos del corazón),
asustado por la tremenda velocidad de sus latidos decidió llamar al
hospital, Irene mas consciente de todo y comenzando a recuperarse se lo
impidió posando su mano en la muñeca que sostenÃa el móvil, él la volvió
a mirar su color ya no era ni la mitad de rojo que antes y sus latidos
se reducÃan a pasos agigantados para nuevo asombro de este, solo
necesito un poco de tiempo dijo Irene con la respiración aún muy
agitada, el impresionado por la recuperación asintió y se quedó junto a
ella observando aquel precioso cuerpo que lo mantenÃa absorto en sus
clases, clavando su mirada en el movimiento de sus pechos por la
respiración, Irene se encontraba mal pero era plenamente consciente de
la mirada de su profe, pero la calma precede la tempestad y aquella
liberación por las miradas la devolvió a su excitación que ahora gozaba
de la total libertad y atención de su dueña, ahora estaba todo claro su
profesor estaba absorto en sus empitados pezones y sus peores sospechas
estaban tomando forma una forma alargada y redondeada oculta tras unos
pantalones de gimnasia que no ofrecÃan mucho disimulo.
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Irene luchaba contra su deseo pero sus ojos ya habÃan fijado su objetivo, intentando disuadirse cerro sus ojos, tratando de poner la mente en blanco para evadirse de todo, grave error, pues en sus sueños habitaba ahora un idÃlico profesor, ayudándola en las prácticas de sus deportes, sirviéndolo de compañero de juegos e inapropiado auxiliar, yendo en su ayuda ante una mala caÃda, acompañándola a la enfermerÃa, vendándola el tobillo mientras pierde su mirada en el interior de su falda, asustada por el rumbo de sus perversiones Irene abrió los ojos de nuevo, fatÃdico error también pues su profesor de gimnasia habÃa aprovechado para echar un poco disimulado vistazo bajo su falda, ella lo miraba pero él seguÃa atento a un lugar más oculto.
Irene volvÃa a tomar su tono rojizo de nuevo al descubrir impactada el motivo de tan largo vistazo, su panties estaban empapados y su profesor lo sabÃa, era imposible que no lo supiese, si no por que se quedó tanto rato, volvió a cerrar sus ojos en busca de algún mal recuerdo que la permitiese salir de allÃ, recordó un fuerte golpe en la espalda durante su juventud y se centró en él sin mucho éxito, pues no tardo aparecer un apesto masajista que la acariciaba la espalda librándola del dolor y continuando su labor, unas caricias por los costados la libraban de su camiseta, unas manos aceitosas la libraban de sus falda para descender hasta los pies y comenzar desde allà el masaje con firmes caricias que ascendÃan por los tobillos, las rodillas, el interior de los muslos y ahhhhhh
Pero que no era un sueño o si, el caso es que su sueño solo estaba sirviendo a las acciones de su profesor que ahora se encontraba con subido sobre la camilla, hundiendo la boca en el interior de sus labios menores y sobándole las tetas a través del sujetador. Irene querÃa detener a su profesor, pero como parar aquello, como detener esas magnificas sensaciones que recorrÃan todo su cuerpo llevándola tan lejos, como. En lugar de eso cerro los ojos y siguió con su idÃlico masajista que ahora se encontraba comiéndoselo todo mientras desviaba una de las manos por su cuello hasta su boca, ella ya sumergida en su sueño lo chupo juguetona y descara, el masajista contento con la complicidad de la joven la acerco hasta él y apoyo la punta de su cabeza sobre la dilata ranura acariciando la entrada con la cabeza colocando el clÃtoris entre sus dedos para frotarlo de modo sutil.
Irene no lo soportaba mas y abarcándolo entre sus piernas lo empujo contra ella desconocedora de tamaña herramienta, que la relleno cual pavo de navidad, toda la situación cambio su rumbo, ella sin saberlo acababa de despertar a la bestia, pues su "masajista†habÃa soñado con ella varias veces, con como la tratarÃa, como acariciarla, como complacerla, pero sobre todo con como follarla. Agarrándola por sus caderas la llevo hasta el final de la camilla dejando una pequeña parte de las nalgas en el aire y empujando la camilla hasta chocar contra la pared, ya estaba todo listo, ya nada se moverÃa, con un ligero tirón hacia atrás saco todo lo largo de su tranca dejando solamente la cabeza en el interior y llevando una de sus manos al clÃtoris y la otra hasta uno de sus pechos mientras se inclinaba para chupetear el otro, a la vez que propinaba un fuerte empujón hacia adelante para realojar el interior de la joven y dando comienzo a un desenfreno de embestidas sin fin alguno.
Todo acababa de empezar pero Irene llevaba al lÃmite bastante tiempo por lo que un tremendo orgasmo llego dejando libre la abundante cantidad de jugo que aún no habÃa salido, ese orgasmo fue el primero, pues como ya dije su masajista acababa de empezar y no pretendÃa andar parando tremendos movimientos, por lo que casi sin recuperación alguna otro orgasmo recorrió el cuerpo de la joven que se retorcÃa entre espasmos y gemidos incitando las ansias primitivas de su maestro, si de su maestro, por que seguir negándolo, estaba en el cielo y una gilipollez como esa no la iba a sacar de él, su profesor de gimnasia la estaba desarmando con cada embestida, su profesor, el del cuerpo moldeado y torneado la estaba cabalgando a su gusto como si fuera una muñeca hinchable mientras ella se veÃa bendecida con una continuación de profundos y largos orgasmos que se encadenaban uno tras otro haciéndola, gritar, jadear y desear que no pare nunca, sintiendo como todas sus fuerzas abandonan su cuerpo y sus pulmones han quedado como su cuerpo, rendidos ante todo lo que su profesor desee, sin que su cara abandone el rostro relajado y boquiabierto tan propio para el continuo estado de climax que mantenÃa su cabeza mente perdida en el inalcanzable deseo de mas mas y mas, el maestro por su parte seguÃa disfrutando con la musa de algunos de sus sueños y la culpable de embarazosos accidentes en sus clases, sintiendo cada cm de recorrido y empujado por cada uno de los excitantes ruiditos de la tan desea Irene, sintiendo cada uno de las contracciones en el interior de la joven y vencido por la excitación que lo obligaba a continuar cual martillo neumático hasta desplomarse sobre la joven mientras inunda su interior y sin que a ninguno de los dos les importe lo mas mÃnimo el final de tan satisfactorio tratamiento.
Fin o no, no sé.
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Kristoff cruzó su mirada con la de una hermosa joven que estaba en la pista de baile, ella le hizo un gesto y él fue a bailar con ella, fue cuando la vio con claridad.
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Ella tenÃa una hermosa cabellera pelirroja, sus ojos eran grandes y verdes. Su cuerpo era perfecto para Kristoff, su cadera daba paso a unas piernas hermosas, su cintura parecÃa la de una muñequita y su pecho sin ser demasiado grande, ni demasiado pequeño, captó las miradas discretas de Kristoff, cuando al fin estuvieron cara a cara, la joven lo miró inclinando su cabeza hacÃa arriba que estaba justo a la altura del estómago del fornido rubio. Ella sonrió dulcemente y poniéndose de puntillas, cruzó sus dedos tras la nuca de Kristoff. Entre susurros pegados a su oÃdo, nuestro hombre le preguntó su nombre, mientras rodeaba la cintura de la muchacha con sus manos.
- Alice... ¿Y tú? - Susurró de vuelta la bella muchacha.
- Kristoff. Alice ¿Qué te apetece tomar? - Preguntó sonriente Kristoff.
- A ti. - Dijo de forma directa con tono dulce, el rubio fortachón se quedó algo parado con una sonrisita que le calaba hasta los huesos, él reaccionó buscando sus labios y ambos comenzaron a besarse de forma continúa, mientras sus lenguas se entrelazaban, a la vez que sus manos acariciaban sus espaldas con el vaivén de los besos. Sus cuerpos se encontraban totalmente pegados, entre el bullicio de música y gente, la pareja estaba completamente aislada del lugar.
- Quieres ir a ...
- SÃ. - Alice cortó las palabras de su acompañante. La sujetó de la mano y él caminó abriéndose paso entre la gente, hasta sacarla de allÃ, ambos caminaron hasta el coche de Kristoff, era un clásico del sesenta y nueve, marca Ford mustang.
Abrió la puerta del copiloto cediendo el paso a Alice y salieron de aquel aparcamiento, Kristoff conducÃa de camino a su casa, cuando Alice comenzó a juguetear sobre su entrepierna, el sonido de la bragueta del rubio hizo que una sensación de excitación recorriera su cuerpo, sintió como la suave mano de Alice se colaba en su bóxer y agarraba su miembro, la atención en la carretera disminuyó para centrarse demasiado en el interior del coche, momento en el que Kristoff decidió desviarse a un apartado mirador deteniendo la acción de Alice con una de sus manos.
Al llegar aquel apartado y solitario punto, las ganas de los dos se desataron. Alice liberó el miembro de Kristoff y se inclinó sobre él. Resoplo al sentir en contacto los labios de Alice con su barra de carne.
La cabeza de la joven comenzó a subir y bajar, mientras Kristoff comenzó a recoger el pelo de ella, hasta llegar hacerle una coleta que la sujetaba con su mano izquierda.
El glande era repasado por la lengua de la pelirroja, centrándose más en el orificio del semen, dando movimientos constantes con la punta de su lengua. Mientras su mano agarraba la base masajeandola con maestrÃa y la mano libre masajeaba sus testÃculos.
Los jadeos de Kristoff eran constantes y los agresivos movimientos de succión iban en aumento, haciendo que cada vez perdiera de vista más parte de su miembro, realmente nunca ninguna chica anterior con la que habÃa estado habÃa sido capaz de hacerlo asÃ, y sin cesar en el masaje de los testÃculos, aumento el ritmo de la mamada, haciendo que los succiones se escucharán con más claridad y poniendo en tensión el cuerpo entero de Kristoff.
El climax llegarÃa pronto y Alice lo sabÃa, apretó con firmeza sus testÃculos y metió casi en toda su totalidad el gran miembro de Kristoff en su boca, sintiéndolo hasta su garganta, momento en el que un chorro de semen, seguido de otros más recorrieron su garganta, llegando a desbordar por la camisura de sus labios.
La respiración agitada de rubio se veÃa con claridad y Alice se sentó de nuevo en su asiento con suma calma, mientras pasaba dos de sus dedos por la camisura de sus labios limpiandose los restos de semen y sonrió picaresca, ante la mirada sorprendida de Kristoff, él le devolvió una sonrisa afectiva y le pidió ir a la parte trasera del vehÃculo. Ambos jóvenes pasaron a la parte trasera del vehÃculo y ya completamente desnudos, Kristoff abrió las piernas de Alice, apoyando sus rodillas sobre el suelo de la parte trasera, su lengua recorrió el muslo de la pelirroja hasta llegar a su ingle y recorrió desde su agujerito hasta el clitoris, donde comenzó a recrearse dando movimientos cortos y rápidos, que después pasaron a ser constantes y en forma circular, excitado cada vez más a Alice, que no habÃa dejado de gemir, ni un instante, mientras desde abajo, sus manos buscaban los pechos de la pelirroja, apretando entre sus dedos sus pequeños pezones, haciendo que Alice se estremeciera y arqueara su espalda.
Las manos de la muchacha apretaron con fuerza la cabeza de Kristoff contra su vagina, momento en el que el rubio aprovecho para meter su lengua con alevosÃa dentro de ella, moviendola sin parar, mezclando su saliva con los jugos de su amantes, mientras su nariz se rozaba constantemente contra su clÃtoris y comenzó a succionar sus labios vaginales de forma agresiva, mientras comenzó a meter su dedo corazón dentro de ella, la excitación de Alice se junto con la de Kristoff, su barra de carne volvÃa a estar durisima y entre gritos, mientras le daba succiones en su vagina se hacÃan más rápidas y más sonoras, llegó al orgasmo en la boca del rubio.
Kristoff saboreó aquel jugo que le estaba regalando y levantó su vista, para buscar la mirada cómplice de Alice. Todo el cuerpo de la muchacha estaba impregnado en sudor, al igual que el de Kristoff y las ventanas del coche estaban empañadas, con ansiedad el joven busco los labios de Alice y los dos se besaron de forma pasional, buscando sus lenguas mutuamente, momento en el que Kristoff se puso sobre ella, que se encontraba sentada con sus piernas abiertas, el miembro erecto de Kristoff se pegó a su vagina mojada, las manos de Alice se cruzaron tras la nuca de él y sonrió juguetona.
- Hace tanto tiempo que no tengo a nadie en mi interior... - Susurró Alice, mientras se mordÃa el labio inferior, mirando cara a cara a Kristoff.
- Voy hacer que eso cambie nena. - Las manos de Kristoff subÃan por los muslos de ella, mientras hablaba y comenzó a mover su pelvis rozando su miembro contra la raja de Alice.
- Mmmm... Aaaaw... - Alice pegó sus labios a la oreja de Kristoff y susurro de forma morbosa. - Me encanta que sea tan grande. Kristoff sonrió y guiando su miembro con su mano lo rozó contra el clÃtoris de Alice, para seguidamente penetrarla, entró en su total plenitud y se detuvo por unos instantes, Alice sentÃa la respiración de Kristoff en su cuello. La besó varias veces, haciendo un recorrido hasta su clavÃcula y comenzó a penetrarla suavemente, sacando la base de su miembro y volviéndola a meterla de forma continúa, mientras la rodeaba con sus brazos. Alice por su parte, acariciaba la espalda de su fornido acompañante e intentaba cruzar sus piernas tras su gran espalda sin éxito. Se dejó llevar por el placer que aquel exuberante miembro le estaba otorgando, sentÃa como apretaba sus paredes vaginales, llenándola por completo, sentÃa que le llegaba hasta las entrañas, los gemidos iban en aumento, mientras sus fluidos empapaban aquel mástil de dura carne, cuando comenzó a sentir como el pulgar del rubio comenzó a estimular su clÃtoris, mientras le comÃa uno de sus pechos.
Kristoff comenzó a penetrarla con más firmeza de forma seguida, sin dejar ni un momento de estimular su clÃtoris, Alice le besó de forma agresiva, para Kristoff aquello fue una señal para penetrarla frenéticamente y asà comenzó hacerlo. El ruido de la penetración era sonoro, al igual que los gemidos de Alice que se estaban convirtiendo en gritos de placer, a ellos se sumaron los jadeos de Kristoff, cuando comenzó a sentir como la pelirroja contraÃa su vagina para presionar su miembro y darle un mayor placer, cada vez que los testÃculos de él golpeaban el cuerpo de Alice, esta se contraÃa presionando su miembro, sintiendo juntos un sumo placer, que volvió a llevar al orgasmo a Alice, que estalló en gritos de placer. Kristoff sintió como los fluidos de ella mojaban a ambos y le sonrió satisfecho.
Se besaron, liberando a su dilatada vagina del miembro de Kristoff, mojando parte de la tapicerÃa del coche.
Esta vez fue Kristoff quien se sentó, recostandose un poco, para que ella pudiera ponerse sobre él, sin pensarlo ni un instante, agarró su hombrÃa y se sentó sobre ella, gimiendo mirando a los ojos a Kristoff.
Él puso sus manos sobre las nalgas de Alice, con una de sus manos lo acariciaba, mientras la otra se perdÃa en su raja, llegando a quedar entre sus dedos su miembro, mientras acariciaba sus labios vaginales. La excitada mujer comenzó a cabalgar sobre él, haciendo rebotar sus pecho, a los que Kristoff le daba diversos lametones, sin dejar de disfrutar con sus manos de su vagina y su culo.
- Nena... Que bien lo haces... - Dijo Kristoff entre jadeos, mientras ella aceleraba sus movimientos, ante los comentarios de Kristoff que fueron muchos y morbosos. El rubio piropeaba su cuerpo sin parar y su lengua recorrÃa todas las partes de su torso que era capaz de entrar, Alice se agarró a su cuello, pegando sus senos al pecho del rubio y comenzó a mover solo su cadera, saliendo y entrando su miembro en su completa plenitud muchas veces. Kristoff comenzó también a moverse debajo de ella, haciendo más dura la penetración, haciendo que la ya excitada vagina de Alice, llegara al orgasmo, retorciéndose de placer sobre Kristoff, que la agarró con fuerza para dejársela clavada en su interior.
Entre morreos y respiraciones agitadas, cambiaron de postura, esta vez Anna se puso a cuatro patas, apoyando sus codos sobre la tapicerÃa y Kristoff pegó su pecho a su espalda, haciéndola sentir su respiración en su nuca, su miembro se introdujo dentro de Alice de nuevo de una sola embestida y comenzó a penetrarla de forma violenta.
Ella le pedÃa que no se deteniera y agarrandola con fuera, la penetro duramente desde atrás. Alice sentÃa como caÃan por sus muslos los fluidos de los dos. La mano de Kristoff se coló entre sus piernas y sin césar en la penetración, la comenzó a masturbar, rozando su punto de placer con gran rapidez, volviendo hacerla gritar de nuevo.
El miembro de Kristoff se encontraba en todo su esplendor, muy hinchado. Alice habÃa vuelto a correrse, ante las embestida y caricias en su extasiada vagina. HabÃa llegado a un punto de placer con aquellas manos expertas, que cada roce de sus dedos le hacÃa llegar, cuando Anna sintió como los jadeos de Kristoff se entrecortaban.
- Alice... Estoy apunto... - Jadeo.
- Lo... Aaaaaah... sssse....Aaaaw. - Gimió ella.
Él aumento el ritmo de sus embestidas, mientras se aferraba a su cintura, cada vez de forma más ansioso, cuando en una de las embestidas la dejó en su interior, derramando su semen dentro de ella. Alice sintió como el primer chorro caliente la inundó, seguidos de otros más que la llenaban por dentro y que desbordaban de su interior, chorreando por sus muslos.
Después de aquel momento intenso que ambos vivieron, volvieron a la posición inicial, Kristoff se encontraba entre las piernas de Alice, con sus rodillas apoyadas sobre la alfombrilla trasera y ella estaba sentada frente a él. Los dos se miraron con una sonrisa en los labios y se besaron con profundidad.
El rubio cogio papel en una caja de pañuelos que se encontraba en el hueco de la puerta izquierda del coche y agarrando varios, limpio las ingles de Alice y su vagina con delicadeza, que no pudo evitar suspirar, Kristoff habÃa dejado su sexo en la mayor de sus sensibilidades, seguidamente limpió los rastros de semen de su miembro, el rubio levantó la vista, esperando buscar los labios de Alice, pero su rostro cambió, la joven exigÃa unos ojos donde no se distinguÃa pupila, acompañados de unos largos colmillos, sus uñas se clavaron en la piel de Kristoff haciéndole sangrar, antes de que Kristoff pudiera asimilar que ocurrÃa se abalanzó sobre él, buscando su cuello, el rubio detuvo su con una de sus manos, haciendo gran presión contra ella, que tenÃa una gran fuerza. Logró apartarla de él con brusquedad, haciéndola caer sobre el sofá y abrió la puerta apresurado y nervioso, prácticamente tirándose más que saliendo del coche. Cuando el rubio tocó suelo, sintió de forma automática a la vampiresa sobre él de nuevo, volvÃa a estar sobre él, pero de una forma muy distinta, él extendÃa sus manos y la sujeto del cuello intentado defenderse, mientras ella de forma violenta, también pelea con Kristoff, para llegar al lugar deseado su cuello. Entre forcejeos logro ponerse sobre ella y con su antebrazo en el cuello la miró a los ojos, estaba consiguiendo ahogarla. Kristoff la miró, parece que Alice habÃa vuelto, sus ojos verdes volvÃan a estar allà y miraban al rubio con miedo en la mirada. Kristoff la soltó de inmediato y ella se desvaneció entre sus brazos, convirtiéndose en un murciélago. Kristoff la observó alejarse en la inmensa oscuridad, quedándose tirado sobre el suelo de aquel mirador natural.
- ¿Qué eres? - Preguntó en lo que era un susurro, sin dar crédito a lo que acaba de sucederle, subió a su coche y salió de aquel lugar intentando buscar una explicación a lo que acababa de ocurrirle.
Al llegar a casa se dio una ducha, que era aquella chica se preguntaba sin parar. Llegó a pensar que habÃa sido parte de una alucinación, no sabÃa cómo explicárselo, pero no le habÃa ocurrido, al salir de la ducha y secar su cuerpo, pasó la mano por el cristal empañado y pudo ver las marcas de las uñas en su piel.
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April 13, 2016
Sucedió en vacaciones de verano cuando un grupo de amigos y yo salimos de excursión a un lugar llamado Las Estacas, éramos 6 hombres y 4 mujeres entre ella se encontraba Jessica, una chica de muy buen ver amiga del hermano de mi novia, Jessica mide aproximadamente 1.68 y tiene una tetas muy grandes y redondas, además de un muy buen culo y piernas. Desde que llegamos no quité la mirada de esa mujer a pesar de que yo iba con mi novia y todos sus hermanos.
Estuvimos mucho tiempo conviviendo todos en un ambiente cálido y de mucha alegrÃa, todos los hombres se habÃan puesto ebrios, en ese lugar hay un rÃo de agua caliente, dos amigas que iban en el grupo también estaban ebrias y como también eran de muy buen ver empezaron a coquetear con algunos de los chicos, para la cual ellos idearon la forma de llevárselas hacia el rÃo para pasar un buen rato, entre ellos iba el novio de Jessica, la cual muy molesta se retiró hacia el campamento. Como ya era de noche mi novia decidió irse a recostar , pero tenÃa pendiente de sus hermanos a lo cual yo me comprometà a cuidarlos, una chica más se quedó con mi novia, cuando salà de la casa de campaña Jessica estaba sentada alrededor de la fogata y me preguntó a dónde iba, le contesté que irÃa a ver que los chicos estuvieran bien, ya que en el estado que se encontraban me dejaban algo preocupado, ella me dijo que si querÃa me acompañarÃa yo acepté, ella llevaba puesto un short a media pierna y una chamarra, cuando caminos del campamento hacia el rÃo aproximadamente 2 km vimos a mucha gente dentro del rÃo y estuvimos buscando a nuestros amigos, cuando los encontramos estaban cantando dentro del rÃo y el novio de Jessica estaba abrazando a otra chica muy tiernamente, nadie nos vió y noté que Jessica caminó hacia otro lado un poco desconsolada, al percatarme que los chicos estaban bien seguà a Jessica, la cual estuvo caminando un buen rato a orillas del rÃo, no sabÃa qué decirle, después se paró a orillas del rÃo y se quitó su chamarra, y se metió al rÃo y me preguntó que si querÃa meterme, que el agua estaba muy caliente, acepté y nos sentamos a platicar un buen rato, me daba un poco de temor ya que ese lugar casi estaba solo y como ya era de noche no se apreciaba bien alrededor. Nos sentamos en unas piedras dentro del rÃo pero de vez en cuando nos movÃa la corriente y ella me agarraba de la pierna, a mi eso me empezaba a gustar, después ya no quitaba su mano de mi pierna y la acariciaba, y yo no decÃa palabra alguna, después se puso frente de mà como queriendo jugar, y la tomé por la cintura, pero la corriente la aventaba hacia a mÃ, sus tetas casi tocaban mi cara, aproveché la situación para bajar un poco más mis manos hasta que éstas tocaron el bikini de Jessica, la cual echaba para tras su cadera y me dejaba rozar parte de sus nalgas, esto se estaba poniendo cada vez más interesante hasta el momento que pegaron sus tetas con mi cara y ella no se movió y empecé a lamérselas y bajar mis manos hacia sus nalgas las cuales se sentÃan enormes.
Después escuchamos algunas risas de otras personas por lo cual decidimos irnos a otro lugar fuera caminamos por un pequeño jardÃn donde aparentemente no se veÃa nada, allà nos tiramos al piso y nos empezamos a besar su lengua recorrÃa toda mi boca, después empezó a buscar mi miembro el cual ya estaba bastante erecto. Fui bajando lentamente su bikini hasta que quedó totalmente desnuda, la luz de la luna nos alumbraba lo suficiente para que nos viéramos poco a poco se fue metiendo mi pene hasta su boca, hasta que se lo tragó todo, yo la abracé para hacer un 69 el más rico de mi vida, ver su culo en todo su esplendor, y se lo lamà por mucho tiempo.
Algo llamó mi atención, vi una sombra que se movÃa detrás de unos pequeños arbustos pero no alcanzaba a distiguir nada, hasta que por fin pude ver que tenÃamos público, tres chicos viendo el espectáculo, ella no se habÃa percatado y me dispuse a compartir la escena eso me excitaba muchÃsimo, le metà mi palo hasta adentro y con mis manos le abrà las nalgas para que los chicos pudieran ver de ese maravilloso espectáculo, metà uno de mis dedos en su ano, y ella gozaba como una perra, le dije que si le gustaba y ella comento que era delicioso que siguiera, le pregunté que si quisiera que mi dedo fuera otra verga y ella contestó que sÃ, se notaba excitadÃsima, en eso para mi sorpresa ella grita, "Vamos chicos que no me quieren coger", por un momento me quedé atónito ella sabÃa que nos veÃan yo dije lo mismo y entraron los chicos, diciéndoles que no hiciéramos demasiado ruido, uno de ellos inmediatamente le metió su verga en su boca y ella chupaba frenéticamente los otros dos la tocaban, en un momento estábamos todos desnudos, entonces ella dijo quiero las 4 vergas en este momento, asà que uno de ellos empezó a decirle perra, ahora sà vas a ver lo que es bueno, y empezó a acomodar, empezando por uno de sus amigos diciéndole métesela en la boca, después siguió con otro de sus amigos diciéndole métesela hasta el fondo en su coño, ya esta prendida de dos y faltábamos dos, yo dije que me la querÃa coger por el culo y me dijo adelante, él se quedó un rato viendo, y Jessica dijo por pendejo te quedaste sin hoyo, y cual va siendo mi sorpresa cuando el chico me dice hazte más para arriba que ahora esta cabrona va a ver lo que es bueno, le metió la verga por el coño junto con uno de sus amigos, era realmente increÃble la forma en la que nos la estábamos follando, yo sentÃa un calor indescriptible aunado a lo apretado de su culo, ella sólo gemÃa porque estábamos todos dentro de ella y notaba cómo las dos vergas de su coño la embestÃan terriblemente, confieso que tuve un poco de temor pero era más la excitación ya que apreté sus tettas con mucha fuerza.
Después de un rato de estar todos dándole a Jessi, el primero que acabó fue al que se la estaba chupando, siguieron los del coño y se notaba cómo chorreaba yo aguanté un poco más hasta que exploté en su culo, dejándole salir una gran cantidad de leche, como jamás me habÃa salido.
Los chicos se fueron y Jessi se quedó un rato tirada, pude ver como su culo y coño además de estar súper mojados por el semen estaban bastante irritados y dijo que se sentÃa como una perra, pero todo habÃa sido por culpa de su novio.
Regresamos de nuevo al campamento y para sorpresa los chicos no habÃan llegado, metà a Jessica a su casa de campaña para que descansara, al dÃa siguiente noté que no caminaba bien y comento que se habÃa resbalado y se habÃa lastimado el tobillo, la excursión siguió su curso normal, pero esta aventura sà trajo consecuencias, ya que a los tres meses ella quedó embarazada pero no sabe de quién.
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September 30, 2014
Era un tradicional dÃa de Halloween, las chicas del barrio habÃan quedado en organizar una fiesta de brujas para ese dÃa, por lo cual la invitación me habÃa llegado a tiempo, y en horas de la tarde estaba yo preparando mi indumentaria totalmente negra con la cual se deberÃa asistir a tal reunión, a la que llegarÃa en compañÃa de, para ese entonces, mi novia Patricia a quien deben recordar de aquella historia titulada la Final; asà que una vez estuve vestido y preparado para la rumba me dirigà a casa de ella en su busca, al llegar pude notarla hermosa como acostumbraba estar para mÃ, llevaba un vestido negro ceñido al cuerpo, sandalias del mismo y color y su cara habÃa sido maquillada con colores obscuros que daban gran alegorÃa a la noche que estábamos próximos a celebrar en compañÃa de nuestros amigos.
Al fin llegamos a casa de Diana Patricia, en la que se habÃa preparado todo para la ocasión, valiéndonos de que Patricia habÃa quedado totalmente sola en casa y podrÃamos disponer de ella a nuestro antojo según recomendaciones y permisos de los padres de ella; asà pues, al llegar a la fiesta pudimos notar que gran cantidad de personas ya se encontraban departiendo de la música, tragos y mucho más, por lo cual no tardamos en acomodarnos a la situación. En medio de la sala de baile se observaba una piñata que tenÃa figura de un sombrero de bruja, la cual habÃa sido preparada justamente por Patricia y mi persona, a muchos les pareció algo infantil, sin embargo se sorprenderÃan cuando observaran su contenido.
En ese ritmo la noche fue tomando más oscuridad, las horas pasaban y la fiesta tomaba mucho más ambiente, al dar el reloj las campanadas de las 12:00 Diana anunció que se iba a romper la piñata, se bajó el sonido a la música y se procedió de conformidad, con el primer garrotazo el sombrero cedió y al aire fueron a volar la gran cantidad de condones que habÃamos insertado en su interior, mientras que los maquinistas del sonido dejaban escapar humo y espuma de las máquinas respectivas colocándole un toque fenomenal a la noche.
Todo ese acto lo observamos Patricia y yo a lo lejos, completamente orgullosos de nuestro plan, el cual fue felicitado por los presentes a través de aplausos cuando Diana manifestó a todos de quién era la idea; la verdad no habÃa tenido necesidad de entrar a la conquista de los condones porque bastante me habÃan quedado al momento de preparar la piñata, además de que me encontraba algo entretenido con las piernas de Patricia y los singulares besos que estaban ya produciendo algún calor entre nosotros.
ConocÃa muy bien la casa de Diana por lo cual, luego de haber solicitado su permiso, invité a Patricia a que subiéramos al 2° piso, allà entramos al cuarto de Diana, y comenzamos a acariciarnos y a degustarnos muy amenamente acostados en la cama del cuarto, de un solo intento pude destrabar y de la misma manera quitarle el vestido que traÃa patricia puesto, asà pude ver que aún su panty era negra y su sostén… no traÃa, sus pechos se veÃan hermosos, paraditos como siempre, no puede evitar la tentación de tener que lamerlos y chuparlos una y otra vez, mientras metÃa mi mano derecha en su concha haciendo fuerte presión, a lo cual ella sólo echaba su cara hacÃa atrás y se permitÃa gemir, con lo que sabÃa me excitaba mucho más.
Comencé a bajar con besos por su abdomen, al tiempo que mis manos se iban hacÃa los laterales de su cintura para estrujarla; al fin llegué a mi cometido su concha, enseguida le quité la tanga, para observar su concha totalmente húmeda, no terminaba de quitarle el panty, cuando ella procedÃa a quitarme la camisa ayudada por mi persona; entonces si me abalancé sobre su deliciosa concha, la cual tendrÃa algunos dÃas que no probaba, puesto que nuestros últimos polvos eran rápidos por no contar con mucho tiempo, pude chupar con lujo de detalles toda aquella concha bajando de vez en cuando hasta su culo para met
er toda mi lengua en él, mientras esto pasaba yo iba quitando mi pantalón y calzoncillo; asà de tanto meter mi lengua en su concha acompañada de un par de dedos sentà cuando se vino ella en su primer orgasmo de la noche, por lo cual chupé toda la concha buscando quitar todo el lÃquido que emanara de allÃ, aunque la verdad me fue imposible, es que botaba en gran cantidad.
De manera instantánea se volteó y comenzó a chuparme el palo, que la verdad no estaba todo erecto, su chupada era rápida y rica, sin embargo preferÃa meter mi verga por su concha, cosa que se lo hice saber y a lo que me complació, se tendió sobre la cama y yo sobre ella, para que en manera deliciosa me permitiera meter toda la verga en su chocha, era tan delicioso que en ocasiones incluso me quedaba quieto con la verga totalmente dentro de su vulva momentos en los cuales ella aprovechaba para menearse dándome mayor sensación, y de paso buscando la suya.
Mi verga entraba rápidamente por su concha, pero entonces me dijo que querÃa montarse sobre mÃ, porque le estaba pesando, accedà y permità que ella se montará y llevará el ritmo, pero solo fue por minutos pues luego se sacó mi verga del coño para comenzar a chuparla, mi calentura era harta, y su chupada magnÃfica lo cual generó mi llegada, chupó toda mi leche y aún después se permitió seguir pajeándome, lo que generó que luego de algunos minutos mi verga volviera a tener sensaciones y comenzara su nueva erección, le pedà que me regalará su culo, pero como siempre se opuso, entonces comencé a chuparle la boca del culo, mientras ella tenÃa una pose ubicada en sus cuatro extremidades.
Chupaba su culo y concha queriendo sacar algo de él, pero luego me levanté y comencé a pasarle la punta de mi verga por toda la raja que conformaba su culo en compañÃa de su vulva, luego de un rato comencé a presionar con más fuerza sobre el hueco de su culo buscando la penetración, ella manifestaba que no querÃa, pero tampoco oponÃa resistencia, sólo me decÃa: ¡No, por favor, por el culo no! Como era obvio hice caso omiso a tal petición y mi verga se fue deslizando por aquel orificio que por demás era mucho más pequeño de lo que imaginé, luego de un par de embutidas de golpe mi verga habÃa logrado ubicarse en su culo y se movÃa con mayor dinamismo y eficacia, a ella parecÃa gustarle y se movÃa como siempre lo sabÃa hacer, era una buena condenada, ya para un rato mi verga entraba con gran rapidez por su culo, parecÃa que estaba cogiendo a Patricia por su concha, pero no era asÃ.
Después de un rato pude sentir sus quejidos mientras yo le dejaba toda la leche en su culo, pues al momento de cumplir no le saqué la verga de su hueco el que quedarÃa lleno totalmente de leche. Después de ese polvo nos tendimos ambos sobre la cama, para que luego ella se levantará de la cama y se marchara al baño a arreglarse, fue un polvo increÃble, aunque lo más increÃble y triste para mà es que fuese el último que pudiese tener con Patricia, luego de esa fiesta vendrÃan los problemas, que no permiten a la fecha que echemos otro polvo, quizá algún ella me permita gozarla otra vez, pues aunque nos hablamos nuestra relación sexual está totalmente acabada.
Autor: videos xxx
Posted by: trampoo at
06:29 PM
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