February 08, 2018

La joven piel de camaleon

Irene es una joven especial, con un rostro de esos que no puedes dejar de mirar y un cuerpo para perderse, muy alejada del estereotipo, ella derrochaba feminidad en cada una de sus curvas esculpidas y torneadas por su mayor hobby hasta el momento, el vóley playa, gracia al cual lucía un espléndido bronceado color caramelo.

Un día cualquiera le aguarda por delante, ir a la universidad, aguantar el babeo de los profesores y la mirada de los alumnos, comer, entrenar para el partido y estudiar un poco antes de cenar e ir a la cama.

Todo la mañana había transcurrido según el orden normal hasta entonces, ese momento que supondría un antes y un después en su vida, el desencadenante de un inhóspito futuro, la alarma de incendios sonó, todos los estudiante y profesores evacuaron el edificio dirigiéndose al parque de enfrente, al momento la muchedumbre buscaba con atención algún rastro de humo en el edificio, en ese preciso instante Irene sintió como un roce ascendía por su pierna izquierda, tensa por su situación busco desesperada al culpable de aquello pero el parque no era demasiado grande y todos se encontraban apiñados dificultando la tarea, por el contrario la mano ya no estaba sola, ahora la acompañaba una segunda por su pierna derecha, ambas ascendían impunes frente al nerviosismo e incredulidad de Irene que seguía buscando al culpable de las agradecidas caricias. La ausencia de un culpable la mantenían en vilo, sometida a su incesante tensión y nerviosismo que se tornaban en vergüenza y excitación, vergüenza por la idea de ser pillada en tremenda situación y excitación por estar sumida en sus bajos deseos en medio de todos ellos.

Las manos proseguían su ascenso en busca del tesoro prohibido, Irene luchaba por mantener su serenidad y encontrar al causante de aquello, el fatídico momento llego y una mano la rozo en su zona intima, sonsacando un lujurioso suspiro y volviendo la atenta mirada de otra joven, era Lourdes más conocida como "la amazona”, por sus manos habían pasado cientos de chicas y conocía muy bien todas las partes, sonidos, gestos y sabores del cuerpo femenino. Irene entro en pánico, la vergüenza restauro la tensión, su excitación la puso aún mas nerviosa que antes, vencida por el provenir de los acontecimientos huyo corriendo apartando a todos a su paso hasta poder respirar aliviada por librarse de la multitud, cuan inocente fue la chiquilla que respiraba aliviada sin percatarse de que se encontraba en la boca del lobo. Los empujones no hicieron otra cosa que volver las miradas hacia ella y el hecho de apartarse solo sirvió para remarcar el hecho de que ahora la miraban a ella.

Tras recuperar la compostura se dispuso a volver más todas las miradas se centraban en ella, observándola penetrantes tratando de dilucidar el motivo de tan extraña reacción. Irene consciente de la causa, exasperaba como loca suscitando incomodos cuchicheos que incentivaron aún más la recién adquirida palidez de su rostro, el profesor de gimnasia se la acerco preocupado para comprobar su estado, esta comprobación fue acogida entre depravadas y pervertidas risitas, Irene aun inmóvil pero consciente parecía un tomate toda su cara estaba completamente roja, totalmente avergonzada una humedad la hacía consciente de la tremenda excitación que llevaba cohabitando ensombrecida todo este tiempo, la idea de que alguien viera la propagada humedad la devolvió a su vergüenza mientras su cuerpo temblaba bajo la mirada de todos, el profesor preocupado por el estado de la joven la elevo cual maniquí sujetándola de las caderas para llevarla a la enfermería y auscultarla en busca de alguna respuesta a su estado, al llegar la tumbo y se colocó el estetoscopio (aparato usado para escuchar los latidos del corazón), asustado por la tremenda velocidad de sus latidos decidió llamar al hospital, Irene mas consciente de todo y comenzando a recuperarse se lo impidió posando su mano en la muñeca que sostenía el móvil, él la volvió a mirar su color ya no era ni la mitad de rojo que antes y sus latidos se reducían a pasos agigantados para nuevo asombro de este, solo necesito un poco de tiempo dijo Irene con la respiración aún muy agitada, el impresionado por la recuperación asintió y se quedó junto a ella observando aquel precioso cuerpo que lo mantenía absorto en sus clases, clavando su mirada en el movimiento de sus pechos por la respiración, Irene se encontraba mal pero era plenamente consciente de la mirada de su profe, pero la calma precede la tempestad y aquella liberación por las miradas la devolvió a su excitación que ahora gozaba de la total libertad y atención de su dueña, ahora estaba todo claro su profesor estaba absorto en sus empitados pezones y sus peores sospechas estaban tomando forma una forma alargada y redondeada oculta tras unos pantalones de gimnasia que no ofrecían mucho disimulo.

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Irene luchaba contra su deseo pero sus ojos ya habían fijado su objetivo, intentando disuadirse cerro sus ojos, tratando de poner la mente en blanco para evadirse de todo, grave error, pues en sus sueños habitaba ahora un idílico profesor, ayudándola en las prácticas de sus deportes, sirviéndolo de compañero de juegos e inapropiado auxiliar, yendo en su ayuda ante una mala caída, acompañándola a la enfermería, vendándola el tobillo mientras pierde su mirada en el interior de su falda, asustada por el rumbo de sus perversiones Irene abrió los ojos de nuevo, fatídico error también pues su profesor de gimnasia había aprovechado para echar un poco disimulado vistazo bajo su falda, ella lo miraba pero él seguía atento a un lugar más oculto.

Irene volvía a tomar su tono rojizo de nuevo al descubrir impactada el motivo de tan largo vistazo, su panties estaban empapados y su profesor lo sabía, era imposible que no lo supiese, si no por que se quedó tanto rato, volvió a cerrar sus ojos en busca de algún mal recuerdo que la permitiese salir de allí, recordó un fuerte golpe en la espalda durante su juventud y se centró en él sin mucho éxito, pues no tardo aparecer un apesto masajista que la acariciaba la espalda librándola del dolor y continuando su labor, unas caricias por los costados la libraban de su camiseta, unas manos aceitosas la libraban de sus falda para descender hasta los pies y comenzar desde allí el masaje con firmes caricias que ascendían por los tobillos, las rodillas, el interior de los muslos y ahhhhhh

Pero que no era un sueño o si, el caso es que su sueño solo estaba sirviendo a las acciones de su profesor que ahora se encontraba con subido sobre la camilla, hundiendo la boca en el interior de sus labios menores y sobándole las tetas a través del sujetador. Irene quería detener a su profesor, pero como parar aquello, como detener esas magnificas sensaciones que recorrían todo su cuerpo llevándola tan lejos, como. En lugar de eso cerro los ojos y siguió con su idílico masajista que ahora se encontraba comiéndoselo todo mientras desviaba una de las manos por su cuello hasta su boca, ella ya sumergida en su sueño lo chupo juguetona y descara, el masajista contento con la complicidad de la joven la acerco hasta él y apoyo la punta de su cabeza sobre la dilata ranura acariciando la entrada con la cabeza colocando el clítoris entre sus dedos para frotarlo de modo sutil.

Irene no lo soportaba mas y abarcándolo entre sus piernas lo empujo contra ella desconocedora de tamaña herramienta, que la relleno cual pavo de navidad, toda la situación cambio su rumbo, ella sin saberlo acababa de despertar a la bestia, pues su "masajista” había soñado con ella varias veces, con como la trataría, como acariciarla, como complacerla, pero sobre todo con como follarla. Agarrándola por sus caderas la llevo hasta el final de la camilla dejando una pequeña parte de las nalgas en el aire y empujando la camilla hasta chocar contra la pared, ya estaba todo listo, ya nada se movería, con un ligero tirón hacia atrás saco todo lo largo de su tranca dejando solamente la cabeza en el interior y llevando una de sus manos al clítoris y la otra hasta uno de sus pechos mientras se inclinaba para chupetear el otro, a la vez que propinaba un fuerte empujón hacia adelante para realojar el interior de la joven y dando comienzo a un desenfreno de embestidas sin fin alguno.

Todo acababa de empezar pero Irene llevaba al límite bastante tiempo por lo que un tremendo orgasmo llego dejando libre la abundante cantidad de jugo que aún no había salido, ese orgasmo fue el primero, pues como ya dije su masajista acababa de empezar y no pretendía andar parando tremendos movimientos, por lo que casi sin recuperación alguna otro orgasmo recorrió el cuerpo de la joven que se retorcía entre espasmos y gemidos incitando las ansias primitivas de su maestro, si de su maestro, por que seguir negándolo, estaba en el cielo y una gilipollez como esa no la iba a sacar de él, su profesor de gimnasia la estaba desarmando con cada embestida, su profesor, el del cuerpo moldeado y torneado la estaba cabalgando a su gusto como si fuera una muñeca hinchable mientras ella se veía bendecida con una continuación de profundos y largos orgasmos que se encadenaban uno tras otro haciéndola, gritar, jadear y desear que no pare nunca, sintiendo como todas sus fuerzas abandonan su cuerpo y sus pulmones han quedado como su cuerpo, rendidos ante todo lo que su profesor desee, sin que su cara abandone el rostro relajado y boquiabierto tan propio para el continuo estado de climax que mantenía su cabeza mente perdida en el inalcanzable deseo de mas mas y mas, el maestro por su parte seguía disfrutando con la musa de algunos de sus sueños y la culpable de embarazosos accidentes en sus clases, sintiendo cada cm de recorrido y empujado por cada uno de los excitantes ruiditos de la tan desea Irene, sintiendo cada uno de las contracciones en el interior de la joven y vencido por la excitación que lo obligaba a continuar cual martillo neumático hasta desplomarse sobre la joven mientras inunda su interior y sin que a ninguno de los dos les importe lo mas mínimo el final de tan satisfactorio tratamiento.

Fin o no, no sé.

Posted by: trampoo at 04:07 PM | No Comments | Add Comment
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